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Diario de un Gamer (cap1): “El dinero es mi principal enemigo”


Siempre estamos pensando en qué vamos a jugar, como nos vamos a entretener y qué deberíamos hacer para adquirir nuevos títulos, ya sean actuales o de épocas pasadas; damos nuestra confianza a las consolas, nos hundimos en un mar de entretenimiento puro y dejamos que nuestros problemas (estudios, asuntos personales y otros) se vayan por un corto o largo tiempo.

*Suspira*… ¿y cómo no? Si siempre está allí, siempre está allí exigiendo, pidiendo, haciéndose cada vez más indispensable, controlando al mundo, moviendo las masas y muchas más cosas… pues, para nadie es misterio que el dinero controla el mundo, no es misterio que poseer objetos materiales te eleva tu “status social”, contar con diferentes cuentas bancarias para cuando salgas con tus amistades solo digas “epa, epa, tranquilos… aquí pago yo” o que al pisar la primera tienda de juegos digas “quiero ese… ese de allá…. Espera, ese no… de aquél quiero dos, toma la tarjeta”, y como es de esperar, comprar cada consola por más reciente que sea, por mínimo detalle que se anexe en ella, por cualquier cambio superficial que te haga pensar que esa consola es única.

Es por ello que el dinero es el principal enemigo en cuanto videojuegos hablamos, sabemos que enfrentamos una situación bastante complicada actualmente, adquirir un juego puede considerarse un lujo, y más si ese juego es del presente año. “¡Estoy cansado de jugar siempre lo mismo, una y otra vez!, ya lo platiné, lo pasé en normal, difícil, súper difícil, híper mega difícil, ya maté al enemigo como 500 veces… ¡Ya es la vez número 600 que paso por esta misma cueva!” problemas así estamos cansados de vivirlos, sentarnos frente al TV, recordar tanto los diálogos entre los personajes, gracias al centenar de veces que hemos tenido que escucharlos y leerlos.

"¡Necesito dinero!" la frase que se hace más potente cada vez que un amigo adquiere un nuevo videojuego y nosotros solo podemos esperar a que lo termine para que nos lo preste, para así jugarlo hasta el fin del mundo.

Pero ya que… me iré a pasar más horas de mi vida jugando el Knack, ya regresare otro día para seguirme quejando de la existencia humana y de este vicio, que no es nada sencillo soportar.

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